ZENÓN GALLEGOS: PICASSO SE HABRÍA INSPIRADO EN CERÁMICA NASCA
A
diferencia del filósofo griego Zenón de Elea, de la era presocrática, cuyos escritos se perdieron en Atenas en la antigua Grecia y poco se conoce de su aportes, las obras del maestro
ceramista Zenón Gallegos Ramírez hechas con arcilla quedarán registradas y
conservadas para siempre, ya sea por la perfección de sus trabajos artísticos o
por ser un estudioso y promotor de la cerámica de la cultura Nasca,
civilización que se desarrolló principalmente en los valles de Ica, entre los
años 300 antes de Cristo y 800 después de Cristo, en un territorio desértico al sur del Perú.
Zenón
Gallegos nació en la provincia ayacuchana de Puquio, “Junto a la arcilla”,
dice, donde entre enero y marzo llueve mucho. “En todos los lugares donde
pastaba mis ovejas y mis ganados había arcilla, también donde sembrábamos. La
única ocupación y diversión que teníamos era hacer objetos, animales, camiones
y nuestros juguetes con el barro que se formaba tras la lluvia", comenta.
En 1968 llegó a Nasca y quedó impresionado con la cerámica de esa cultura pre
inca. A los dos meses empezó a hacer reproducciones de esos cerámicos. “Ya tenía
adiestramiento con las manos y las arcillas, además ya había visto a los
tejeros de mi tierra, Puquio, pintar con arcilla roja para diferenciar las
tejas de cada casa”, relata.
Tras culminar la Secundaria en su tierra natal viajó a Nasca en busca de
oportunidades laborales. Llegó al taller de su tío Lucio
Gallegos, donde conoció directamente la obra de los antiguos alfareros Nasca.
A partir de ahí empezó su profesionalización y estudió en la Escuela Nacional
de bellas Artes de Lima y en Ica. Y también estudió becado en el Instituto
de Arte de Florencia, en Italia. “Gracias
a los maestros Nasca, a quienes no los conocí, pero ellos me han el camino
necesario para hacer arte”, destaca Zenón.
Influencia Nasca en obras de Picasso
Lleva
más de 40 años dedicado a la revaloración y difusión de las técnicas usadas por
los ceramistas Nasca, y con la autoridad que le da la experiencia, tiene una
posición crítica respecto a las figuras polioculares del pintor español Pablo
Picasso (1881-1973).
Zenón relata que en una entrevista realizada al artista europeo, en
1981, le preguntaron: ¿Por qué pinta personas de perfil, de frente, o con vistas
de atrás o de arriba? “Él (Picasso) no dice que vio las cerámicas Nasca, no
dice que se inspiró en esos cerámicos, sino dice que vio personas en movimiento”, sostiene en tono crítico, comparando un cuadro del pintor español y una figura simbolizada en la cerámica Nasca. (figura de arriba).
“Eso
no es verdad”, sentencia Zenón, para luego explicar que en una ocasión el poeta español Juan Larrea (1895-1980) le llevó a su amigo Pablo Picasso una colección de dos mil piezas de la
cerámica Nasca. Ese habría sido el momento cuando el afamado pintor conoció de cerca las obras de la citada cultura pre incaica.
Otro
dato que refuerza su planteamiento son las pinturas del español de unas manos dobladas
hacia el lado externo, que también se observan en las creaciones de los
ceramistas de Nasca.
Según
Gallegos, Picasso “debió decir la verdad" y reconocer que se inspiró en la cerámica Nasca, "porque el arte es verdad y no se
puede tergiversar”.
Como
parte de su argumentación, Gallegos afirma que la evidencia demuestra que los
primeros trabajos de ese tipo aparecieron 300 años antes de Cristo, en las
simbología de la cultura Nasca. Y que Pablo Picasso es posterior a esa época.
Sabiduría ancestral
En
el marco de la conferencia “Símbolos representativos en el arte Nasca”, realizada
por la Asociación Civil “Pueblos Artesanos”, el 16 de octubre de este año, en
el Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, de Lima, dijo que la diferencia entre las cerámicas Nasca y las de
otras culturas pre incas radica en el tipo de arcilla.
Dizque esa arcilla ha sido transportada naturalmente, a través de millones de
años, desde las alturas andinas hacia la costa, conformando sedimentos
naturales, llegando a formarse capas de 1.50 m. a 4 m. de espesor. “Por la
acción de la sal, esos minerales han sido oxidados, convirtiéndose en pigmentos
naturales”, indica. Y agrega
que por esa razón la cerámica Nasca tiene otras características de resistencia,
de porosidad y de fácil manejo para el trabajo artístico.
Sus
manos reflejan las varias décadas de trabajo dando formas artísticas a la
arcilla. Zenón no deja de exponer sus conocimientos. Con la calma propia de un
ceramista en plena creación de sus obras, refiere que la existencia del óxido ferroso
en los suelos de Nasca, permitieron obtener una notable gama de colores rojos
cálidos: marrón, violeta, naranja y rosado. Explica que los artistas Nasca
prepararon una combinación de amarillo unido a la pirita, que, al mezclarla con
rojo, obtuvieron el color naranja. Los colores grises lo obtuvieron mezclando
el negro con el violeta.
Así obtuvieron 12 tonalidades naturales. Luego, el fuego hizo que
varíen esas tonalidades, superando esa amplia gama de colores. “Ellos sabían que
llevándolos (los ceramios) al fuego y poniéndolos entre 950 a 1000 grados, la
cerámica tiene calidad en resistencia, en absorción y en todo aspecto. Sus
colores están petrificados por oxidación”, subraya.
Cuando
se ponen a 850 grados, esas cerámicas se deterioran. Y cuando se hornean a más
de 1000 grados, la arcilla de Nasca se convierte en barniz, “debido el
contenido de sílice que existe en la zona”.
La calabaza
Respecto
a la forma globular o englobada de la cerámica Nasca, Zenón Gallegos comenta
que ello se debe a la existencia de la calabaza (mates) en la zona. “Una vez
que logran darle esa forma, encuentran la solución estética en la simbología
policromada”, señala, mostrando sus creaciones.
La
presencia del asa puente característico en los cerámicos -afirma Gallegos- se
debe a que así encontraron las forma más fácil y segura de transportarlos
cuando caminaban grandes tramos del valle desértico que habitaron. “Además, no
necesitaban cubrir la abertura de la cerámica. Y al vaciarla o echar agua a
otro recipiente, la existencia de los dos tubos abiertos, al extremo del asa
puente, facilitaba la salida del líquido”.
El
artista ayacuchano, manifiesta que los Nasca simbolizaron en sus ceramios a personajes
guerreros con todas sus indumentarias para la lucha y también aparecen uno de
sus principales alimentos como el choclo, además de representar a animales que
ellos criaban o vieron. “Ellos no copiaron la naturaleza, sino la simbolizaron.
La calidad del arte está en la simbología. Y en la simbolización está la
creatividad. Tratemos de simbolizar, no de copiar. Hace 300 años antes de
Cristo ellos (los Nasca) ya simbolizaban la realidad”, remarca.
A
modo de recomendación a las futuras generaciones, dice: “Hay que crear, la
simbolización implica un proceso de creación. Los estudiantes de arte no tienen
que copiar, tienen que crear. Simbolizar es resumir la forma. Es la síntesis”.
De
arcilla somos…
“La
arcilla además de ser mi alimento. Me ha dado vida, me ha dado existencia,
realización profesionalización, además de satisfacción y felicidad, y los
aplausos que recibo en todas partes donde voy a compartir mis conocimientos”,
expresa orgullosamente el maestro Zenón Gallegos cuando le preguntamos qué significa
la arcilla para él.
De sus palabras brota el entusiasmo por seguir difundiendo y promoviendo el
conocimiento de las técnicas milenarias de la cerámica Nasca. Para sintetizar
ese sentimiento amolda la frase: “El barro nos ha unido y con el barro seguiremos
adelante”.
Al maestro Zenón Gallegos le satisface el hecho de compartir su experiencia profesional a las nuevas generaciones. Desde hace unos 40 años se ha dedicado a investigar y sistematizar el conocimiento de los ceramistas de Nasca, su arte y sus geoglifos. “Es una pasión para mí”, sostiene.
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